VIENA/ AUSTRIA - Se anuncian fastuosos festejos para 2020
por ocasión del 250 aniversario de
Beethoven y su revolucionaria música
sigue resonando en el mundo tanto como lo hacía antaño. Pero miremos ahora
hacia Viena, porque fue esta la ciudad que el genial compositor eligió para
vivir y desarrollar su arte. Vino para quedarse. para siempre.
Ludwig van Beethoven fue un portento de la naturaleza, como
persona y como artista. Un visionario que cuestionó y reinventó todo lo
establecido hasta la fecha, generando así nuevos estímulos para la música, pero
también para la ciudad de Viena. La fuerza de estos estímulos se siente aún hoy
en la escena musical autóctona, donde algo se está moviendo siempre. Músicos de
todo el mundo vienen a la ciudad en la actualidad tal y como Beethoven lo hizo
en su época. Hoy, la admisión para
estudiar en la MDW – Universidad de Música y Artes Escénicas de Viena es el
objetivo claro de muchos jóvenes talentos. Y no sin motivo: según la
clasificación de QS University Ranking 2019, la MDW es la mejor universidad de
música que existe.
Vivir, amar, sufrir
Museo de Beethoven, una de sus antiguas residencias
Durante 35 años, Viena fue el lugar donde Beethoven vivió,
creó y se inspiró. Tres mecenas de la nobleza reunieron la nada despreciable
renta anual de 4000 florines (¡sin acordar nada a cambio!): fueron los
príncipes Lobkowitz y Kinsky, y también el arzobispo Rudolph de Austria.
Pero la relación de Beethoven con sus mecenas tenía dos
caras: mientras que, por un lado, anhelaba su favor, por otro luchaba por su
independencia y exigía el debido respeto. Su temperamento impulsivo salía con
frecuencia a la superficie, y Beethoven se irritaba por las expectativas de
quien disponía su alojamiento, el príncipe Lichnowsky:
Las mujeres de su
vida
Sobre las mujeres de la vida de Beethoven se ha especulado
hasta la saciedad: a algunas las adoraba desde la distancia, y a otras, desde
la proximidad. Se enamoró perdidamente de algunas, sintió una pasión ardiente
hacia otras. ¿Qué podemos saber con seguridad? La obra Para Elisa, con la que
comienza la carrera de casi cada pianista, se la dedicó a una cierta Therese
(Malfatti). Beethoven la compuso en la Casa Pasqualati (Foto) donde actualmente hay
salas dedicadas al artista.
A partir de los 30 años de vida, la progresiva pérdida de audición
empezó a lastrarlo tanto a nivel físico como psicológico. A pesar de esto,
siguió creando obras inolvidables ––incluso una vez sumido en la sordera
total––, como La Sinfonía n.º 9, en cuyo fragmento final incorpora la Oda a la
alegría de Schiller. Cuando murió, el 29 de marzo de 1827, con 57 años de edad,
el cortejo fúnebre que lo acompañó al cementerio podría haber sido el de una
estrella de pop. Acudieron 20 000 personas, lo que equivale a uno de cada diez
vieneses de la época. Su primera sepultura fue en el Cementerio de Währing,
aunque más tarde sería trasladado al Cementerio Central, donde ya descansaría
para siempre.
El 8 de Diciembre de 1813 tuvo lugar en la Academia Austriaca de las Ciencias el estreno de la Sinfonia n.º7 de Beethoven que seria probablemente su mayor éxito entre el público. Los visitantes gritaron de puro entusiasmo
Fotos: Divulgación
Fuente: Turismo de Viena
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